Parece la hora de la rebatinga, del último gran asalto, políticos que
ven se les va el poder, políticos que temen nunca tener el poder,
unos y otros en franco enfrentamiento con la sociedad, con un
pueblo que ha sido tan generoso que les permite vivir como
reyezuelos, gozando la vida, algunos con mujeres o jovencitos para sus caprichos, otros con exceso de dinero que es lo único que les
hace felices.
Le repito, todos contra el pueblo, nadie sale con manzanas a
explicarnos lo que nos hace daño o nos puede beneciar,
no, simple
y sencillamente azuzan odios, coraje, ganas de mentarle la madre al
enemigo político de ellos aunque a ciencia cierta no sepamos por
qué.
Perversamente el gobierno permite ese debate sobre humo para
alejarnos de temas que políticamente a ellos les hacen daño, como el
caso de la libertad o prisión domiciliaria a Elba Esther Gordillo, una
de las asesinas de nuestra paz ya que por la manera como
manejaron el sistema educativo provocaron pobreza, mala calidad y
alta deserción del mismo.
Hablo de la Ley de Seguridad Interior aprobada por el Senado este n
de semana y que ha merecido marchas plantones, acusaciones en
contra de unos y otros, vaya, hasta la predicción de que a periodistas
y sociedad civil nos van a meter al bote por decir la verdad.
Lo lamentable es que hasta hoy ni siquiera la Comisión Nacional de
Derechos Humanos ha hecho propuestas, es más, ni siquiera una
denuncia puntual de los artículos de dicha ley que presuntamente
violentan nuestras garantías, todos gritan, asustan, acusan, pero no
dicen de qué.
Viene la militarización, es lo más que dicen, obvio esa es una realidad
aunque se lee feo y más en un país que se presume democrático,
apegado a la ley como las autoridades de México lo aseguran.
El futuro pinta feo con una acción de esas, con la implementación de
una Ley de Seguridad Interior que prácticamente es la militarización
del país pero, le insisto, no veo propuestas y en el caso de muchos
Estados no veo otra opción, no sé quien más se podría encargar de
conservar o mejor dicho intentar conservar nuestra seguridad
porque no existe en los mismos una policía civil suciente
y conable,
no existe quien más enfrente a los delincuentes.
Por lo demás, la ley también impone límites, plazos y formas a los
Estados para que contraten policías civiles hasta que cada
corporación sea capacitada y eciente
en la lucha contra la
delincuencia, es decir, viviremos una militarización que no será para
siempre.