Por Édgar Ramírez
Oriunda de una comunidad rural de San Luis Potosí, Lucero Turrubiates Rodríguez, llego a Victoria, dándoles continuidad al tradicional nacimiento del niño Dios que lo aprendió su señora madre, de una forma muy particular y con un solo objetivo: evangelizar a la gente.
«Para que todos lo pudieran hacer en sus familias y que las familias estuvieran más unidas, pues yo les recomiendo que lo hagan, porque quien está agarrado de la mano de Dios, todo le sale bien», ataja.
En 15 años que tiene residiendo en Victoria, no ha fallado ni uno solo para abrir un espacio en su casa por esta tradición que cada vez es más distante de la mayoría de los hogares.
«Este festejo, nace desde que nosotros venimos de un rancho, desde allá festejábamos al niño Dios. Entonces cuando aquí hubo la posibilidad de empezar a honrarlo de esa forma, pues empezamos. Ahorita aproximadamente tenemos unos 15 años con esta tradición aquí en Ciudad Victoria. En el rancho, pues desde que tengo uso de razón, mi madre nos enseñó y así ha sido desde que estábamos pequeños y así ha sido hasta ahorita», relata.
Además, indica que para ella es algo muy significativo, no solamente porque se conserva una tradición familiar, sino porque es una forma de agradecerle a Dios, por todo lo que le da, todo el año, de esa forma le agradece lo mucho que le da todo el tiempo.
Es un trabajo de uno o dos meses antes, para arreglar los detalles, acomodar las cosas para que todo salga bien y más que nada para que al bebé se le honre de esa forma.
«Porque también lo hacemos con la idea de evangelizar gente, por tanta maldad que hay y tratamos de que siga la tradición para que la gente vaya aprendiendo más de lo que es el amor de Dios, más que nada eso, con ese camino por tanta inseguridad que hay. Y para que la gente vea que si no está agarrado de la mano de Dios, no es nada», puntualiza.
La organizadora del nacimiento, quién ha contemplado un gran espacio de su casa para el nacimiento, agradece que hasta ahora la gente ha venido respondiendo a este festejo, pues en un principio acudía poca gente, sin embargo, ahora máximo se concentran entre 250 o 300 personas quienes acuden para ver a los danzantes.
Y en sentido, sugiere que todos «le tenga un poco más de amor a Dios y que se agarren de la mano de él, agradeciéndole y festejándole su nacimiento porque él es el que ha muerto por nosotros, se sacrificó por nosotros para que tuviéramos una vida mejor».
Admite que lo que le gusta, es ver a la gente que acude a su festividad, se llena de alegría, ver que la gente llega a su llamado, de lo que es el amor a la danza, a los cohetes.
Aunque, reitera que al principio batallaba, ahora ya la gente ha ido respondiendo y el nacimiento se ha ido alargando más.
«Y pues el nacimiento tiene su espacio en mi hogar que es su hogar este es su espacio todo el año dedicado a él. Pero el nacimiento, yo lo hago el mero 25 para que la gente pueda convivir el 24 con sus familias y así puedan acudir el 25 aquí a este fiesta de él, también lo he hecho así para que la gente, tenga disponibilidad y que no esté ocupado ese día con su familia», afirma mientras finaliza con el llamado a que «todos debemos darle gracias a Dios, que se arrimen a una iglesia, para agradecer a Dios por todo el año que nos dio de vida y por las cosas materiales y espirituales que nos da todo el año».